¡Hola! Aquí estoy de nuevo con mi cabreo a cuestas, hoy para hablaros un poco de una de las mentiras i manipulaciones capitalistas más repugnantes pertrechadas al 7º arte. Me refiero, cómo no, al cine en 3d.

Antes de nada, os quiero comentar que el 3d no es un invento nuevo. Existe desde 1934, y es algo que ya se había olvidado y a nadie le interesaba lo mas mínimo. Y os preguntaréis: ¿Por qué ahora sí? Pues por una simple cuestión de dinero.

Todos sabéis que internet ha irrumpido brutalmente en el mercado del cine. Para algunos ha sido una bendicion, ya que ha permitido descargarse aquellas obras maestras olvidadas y que no se podían ya ver en el cine o en un videoclub, y otro tanto con la música. O ver películas de estreno, si no se podían permitir pagar ese dineral que cuesta ir al cine -o ese disco carísimo-. Internet ha sido un inventazo para los trabajadores de a pie en este campo. Yo, sin ir más lejos, de adolescente le preguntaba a mi padre: “Papá, esa película de Los pájaros, de Alfred Hitchcock, ¿qué tal?”, y si la quería ver me fastidiaba, porque valía 45 € en dvd y encima en un formato penoso, y no la podía ver. Otro tanto con las 10 películas de estreno de cada semana, que como mucho puedes ver dos, por lo caro que están las salas de proyección… ¡Y no te digo con la musica!

Me preguntaréis: ¿Qué tiene esto que ver con el cine en 3d? ¡Pues mucho! El resultado de lo que os comentaba sobre internet ha sido el siguiente: pelis descargadas gratis, musica aún mas, de todos los géneros, y esto representa menos dinero para los chupópteros de la industria. ¡Ah, camaradas! Y en vez de estrujarse la mollera y bajar precios o hacer reposiciones -que, por cierto, me río del día del espectador, a 2 eurillos menos, para recaudar 10 veces más-, nos meten el 3d a 8 euracos y lo venden como algo novedoso y espectacular. ¡Mentirosos, sois unos mentirosos! ¡Sólo queréis ganar pasta, os importa un pepino el arte del cine!

El 3d se carga gran parte del séptimo arte, mata una de las cosas más importantes y que más preocupa a los grandes cineastas: la iluminación y la profundidad de campo. Os voy a poner dos ejemplos. Primero, sobre la iluminación, Las meninas.

Fijaros en lo importante que es para Velázquez la iluminación, fijaros en cómo ilumina lo que verdaderamente quiere hacernos ver, e imaginaros de qué forma el 3d se cargaría de un plumazo ese aspecto. Y os hablo de un cuadro porque un cuadro es un plano y los grandes cineastas los estudian para sus películas. Fijaros también en la profundidad y todo lo que cuenta sin hacer falta ponerse unas gafas de plástico sudorosas y que ni siquiera se han preocupado de que sean cómodas -que eso es más dinero, ¡claro!, pero no me quiero desviar del tema…

Este otro ejemplo es una de la obras más grandes jamás creadas: La Gioconda. Leonardo Da Vinci fue uno de los inventores de la profundidad de campo y todo lo que cuenta detrás de esa hermosa mujer, te hace sentir que es una mujer importante e inmensa, como las montañas y los ríos que la rodean. Eso es la profundidad: contar cosas del personaje, sin necesidad de explicarlo con palabras, sino con imágenes. ¿Cómo vas a ver todo eso con unas gafas oscuras y un objeto en la punta de la nariz que se mueve? ¡Eso no es cine! Ejemplos como ésts, de pinturas famosas, se pueden ver en películas como Barry Lyndon, de Kubrick, o en los Padrinos de Coppola; donde la iluminación y la profundidad de campo cuentan muchísimas -¡pero que muchisimas!- cosas, y le da un sentido a los planos, en los que ellos trabajan tanto y tanto.

Por eso estoy enfadado: porque sea con el 3d o no, se están perdiendo estos valores que tanto ha costado crear, y la industria no los tienen presentes y en vez de pontenciar internet y no verlo como un enemigo -e ir de la mano juntos, para que la cultura llegue a todos con libertad, como con libertad leían libros Velázquez y Da Vinci, para hacer sus obras y perfecionar sus estilos-, nos venden películas vacías, con efectos en 3d innecesarios y palomitas a 15 euros. Y para qué pensar, ¿verdad? ¡Ya sólo falta que se les ocurra hacer una reposicion de 2001: Una odisea del espacio en 3d!

Por cierto, que Martin Scorsese ha hecho una peli en 3d que se llama Hugo, ¡qué miedo me da! Le llamaré y le diré que se acuerde de Taxi driver y que se atreva a volver a estrenarla… Hago broma, ¡que haga lo que quiera! Y que si queréis ver pelis en 3d pues las véis -sólo faltaría-, pero ¡de verdad! que es mucho más enriquecedor aprender el otro lenguaje, el lenguaje de las imágenes de luz y colores. Como muestra, os propongo El mago de Oz, donde los colores, la iluminación, la profundidad de campo, la historia, la música, la dirección de actores y las interpretaciones son de ensueño. ¿Quién no se estremece aún escuchando a Judy Garland, cantando Over the rainbow? Nos transporta de este mundo, durante un ratito, al mundo de los sueños que es el cine… ¡El cine de verdad!


Nota: No nos olvidemos que, por ejemplo, la Muralla china o la Sagrada Familia son patrimonio de la humanidad y no tienen precio. ¿Por qué no es igual con el arte de hacer cine y, por lo menos, nos protegen de que hagan estas barbaridades con nuestro tan querido celuloide? Porque, verdaderamente, no parece importarle a nadie: sólo importa el dinero…

Sin más por ahora, un abrazo de este humilde nostálgico, lleno de Lágrimas de celuloide.